Transición a la vida adulta

La transición a la vida adulta es  un proceso que conlleva planificar objetivos relacionados con el empleo, la participación en actividades formativas más allá de la educación obligatoria, la vida y el cuidado de la vivienda, la implicación en distintos espacios de la comunidad en la que vivimos, y la vivencia de relaciones sociales y personales.

Lo ideal es comenzar la planificación tan pronto como sea posible, al menos dos años antes de que el estudiante abandone el programa educativo en el que está. Para que la transición a la vida adulta sea exitosa, hay que crear un plan, y este debe dejarse reflejado por escrito. Además se ha de tener una visión de futuro, es decir, es necesario tener en cuenta dónde esta persona prevé que estará en un futuro a corto y largo plazo. En función de estos criterios, se deben establecer las metas, mencionadas anteriormente, y las fechas para conseguirlos.

Es necesario conocer los recursos y apoyos de la comunidad, identificar a personas clave y sus funciones (por ejemplo, familia/amigos, personas con experiencia en transiciones similares, profesionales). Para buscar alternativas hay que hablar con representantes de diferentes agencias y organizaciones y analizar los servicios que la comunidad ofrece.

Transición a la vida adulta

Para comenzar con el caso del empleo habría que analizar el mercado laboral, las empresas de la comunidad, y los trabajos y ocupaciones  de cada sector. Esta tarea ha de realizarse junto con el equipo de planificación de la transición, en el que estarán incluidos la persona con discapacidad y su entorno de apoyo.

A continuación se ha de desarrollar un plan, en el que se ayude a la persona con discapacidad a tomar decisiones informadas. Es necesario ser flexible y reconocer que los cambios son siempre posibles. El plan debe ser puesto en marcha, evaluado y revisado.

Es también necesario identificar conexiones y recursos, por lo que decides quién te escuchará, quién te apoyará, y quienes serán las conexiones para conseguir dinero, recursos y apoyos.

Por otro lado, teniendo en cuenta que la transición se debe comenzar a planificar cuando el estudiante se encuentra en la escuela, es posible distinguir una serie de barreras u obstáculos a superar, de modo que se potencie una transición con éxito.

 

Información complementaria:

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