Mujer y discapacidad

El hecho de ser mujer y, además, contar con una discapacidad, conlleva una doble discriminación: por el simple hecho de ser mujeres en la sociedad patriarcal en la que vivimos, les es mucho más complicado desarrollarse, acceder al mercado laboral y obtener una buena formación.

Cuando hablamos de discapacidad nos referimos a las personas con alguna limitación física, psíquica o sensorial, también hay tener en cuenta a aquellas personas que padecen algún tipo de enfermedad crónica o dolencia grave que afecta e influye en su calidad de vida. Sin embargo, la discapacidad no depende sólo de la salud.

También hay que tener en cuenta la variable social, es decir, cómo los prejuicios sociales sobre lo que implica la discapacidad, las posibilidades de participación e inclusión en la sociedad de las personas que las padecen o las funciones tradicionalmente asignadas a ciertos colectivos o unidades sociales, como la familia.

 

mujer y discapacidad

María Jesús Pérez, miembro de la junta directiva de la Federación de Asociaciones de Mujeres con Discapacidad de Andalucía (Famdisa),  la familia sigue siendo uno de los principales factores que contribuyen a ver a las mujeres con discapacidad como “eternas niñas”.

Los padres consideran que sus hijas son débiles y vulnerables ante la sociedad, por lo que las sobreprotegen y limitan sus actividades. María Jesús destaca que “los padres tienen que creer en sus hijas, para que la discapacidad no les impida ejercer su propia vida”.

Este fenómeno se agrava más en el ámbito rural, ya que la mujer con discapacidad se queda estancanda en los roles típicos femeninos y se observa un fenómeno más agudo de protección por parte de la familia.

Educación

En educación es donde encontramos grandes diferencias entre hombres y mujeres con discapacidad. De las 2.300.200 mujeres que tienen discapacidad en España, un 13,06% no sabe ni leer ni escribir, mientras que un 7,25% del 1.500.000 de hombres está en esta situación.

En todos los niveles de estudios hay mayor porcentaje de hombres que de mujeres, con especial incidencia en el caso de los estudios de bachillerato (7,49% de hombres frente a 4,48% de mujeres) y de los títulos universitarios o equivalentes (6,42% de hombres y 4,48%, de mujeres), según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE).

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